martes, 20 de mayo de 2008

La cacería nocturna

Por Miguel Domingo Álvaro
(Enviado a la Fundación Amigos de Tincho Carpincho)

La continuidad del Carpincho no es defendida por nadie desde hace rato, no figura en los discursos y el animal no parece que esté protegido por alguien. En mi escuela primaria se lo presentaba como un mamífero con pelos, nadaba y no tenía atractivos. Dibujado en el libro era un chanchito, fulero de pinta. En general, se creía que ningún animal estaba en riesgo de desaparición y ahora vemos que incluso el carpincho puede desaparecer, en cualquier momento..

Más tarde lo conocimos como un regio plato que algunas veces se podía comer, pero otras no, porque no siempre había alguien que supiera hacerlo a la parrilla. Aparecieron otras formas gastronómicas creativas hasta llegar a la cocción al horno y se fueron modificando los gustos regionales. El vino que hacía buen maridaje con el plato era el Borgoña y confieso que lo acompañaba bien. No existía el Merlot, menos aún el Syrah. Creo que hoy le quedaría bien el Malbec, cada vez más defendido por los conocedores y, obviamente el Borgoña, que hoy es mejor que el de antes.

En nuestros días ha cambiado mucho la vida del carpincho, aprendió a escapar y atrincherarse. Debe aguzar mucho más su buen olfato para prever el avance de las contaminaciones letales que traen todos los ríos. Estas contaminaciones también están en todos los humedales de Argentina y ya están cerca del acuífero, por eso hay desconfiados que creen que la contaminación a gran escala, es municipal, o sea, oficial. Quiere decir que en cualquier momento la comuna culpará a cada uno de nosotros por contaminador y sinvergüenza, para seguir disimulando su grave falta.

Es una lástima que ante estas contaminaciones de todas las cuencas del país existan distracciones en el hombre cuando no la tienen los carpinchos. Sobre todo porque los ríos de referencia siempre tuvieron buenas maneras, buenas pendientes y temperaturas, proveen de materia prima para construir casas y arrastran arena libremente, todo eso mientras usted lee, haciéndose eco de esta denuncia.

Es decir debe hablarse de todas las cosas que están a favor del hombre y, paradójicamente, a favor del carpincho. De él aprendimos que para evitar las picaduras de mosquitos hay que embarrarse todo y ofrecer el cuerpo tranquilamente a estos molestos bichos picadores.
Así se protege eficientemente el perseguido carpincho, para dormir plácidamente. Pero ojo!, el río no tiene que estar contaminado.

Cuando todos escaparon, espantados y expulsados, cada cual de su propia provincia - en el mayor despliegue demográfico conocido en América hacia la gran ciudad - perdieron contacto táctil con la fauna autóctona. A la distancia fueron encontrando puntos comunes en esas distracciones incomprensibles de nuestros funcionarios: Gobiernos de facinerosos que mataban, Pérdida de soberanía y desarrollo, Pauperización educativa y la Depredación de los carpinchos, dorados y surubíes del litoral.

En otras décadas hubo un regimiento en cada ciudad funcionando como una ciudad dentro de la otra, sus normas funcionales, sociales y hasta judiciales eran independientes pero..., esta nota no es para juzgar a las instituciones, sólo quiero decir que algo no andaba bien, porque sus efectivos se aburrían, entonces salían a cazar.

La cacería nocturna del jabalí criollo estaba bien organizada, secretamente, por militares en actividad, básicamente suboficiales, canoa y soldado remando. Eran los únicos que disponían de las armas adecuadas y los proyectiles, con permiso de portación, todo gratis. Un día me opuse a la invitación para remar a la noche y pensé,.... pensé, hasta que encontré un buen motivo: El cumpleaños de mi novia. Así fue como safé de esa primera vez y nunca más me invitaron, por mariquita y lo pasamos rebomba con ella. Afortunadamente nunca tuve que explicar mis razones, si lo hubiera hecho sería el primer soldado que todavía estaría cumpliendo cadena perpetua en el calabozo y habría perdido la relación con esa interesante señora.

En aquellos años había una diferencia con lo que ocurre en nuestros días: No se trataba de salir a la caza y a la pesca para comer, como hay que hacer hoy:
Incomprensible: En el regimiento tenían carne vacuna que era más saludable, con menos colesterol y también gratis. En las carnicerías había “Carpincho Fresco”, pero si Usted preguntaba de dónde era el carpincho, la respuesta era una sonrisa del simpático carnicero.
Y bueno, otros tiempos. Cosas distintas, cosas iguales.

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